Al fin: la primera prueba del vestido de novia.

Ayer fue un día raro. De esos que pasan más cosas malas que buenas y te preguntas porque esas cosas te tienen que pasar a ti. Pero bueno, no quedaba más que respirar y seguir adelante, cueste lo que cueste.

A las 10 me tocaba la pelu para que me hicieran un «pseudo peinado» de lo que sería lo del día de la boda y de paso probar una alternativa con flequillo. En Madrid tengo a mi peluquera Feli que desde hace mucho me corta y me tiñe el pelo. No es la persona que me va a peinar el día de la boda pero contaba con ella para esos «peinados de prueba». Supuestamente Feli debería de regresar ayer de las vacaciones pero no regresó. Y no regresará mañana tampoco… y por lo visto no regresará jamás a la pelu. Ya sospechaba que eso iba a pasar porque la veía un poco harta pero no pensaba que no la volvería a ver. Vale, pusieron otro peluquero nuevo pero el pobre, después de unos cuantos intentos de hacer el moño que voy a llevar, me empezó a dar pena hasta que le dije que me hiciera un moño normal, yo solo quería irme de ahí. Al menos tuvieron la decencia de no cobrarme.

Ahora quien me cortará el pelo y, más importante, como ubico a Feli para que me tiña el pelo para la boda? me fui de la peluquería MUY tensa. Mala señal.

Llego a Eva Novias donde me espera la dependienta esta que no me cae nada bien. Antes del «buenos días», su pregunta fue «vienes sola?», si, porque? algún problema con eso? a mi no me gusta pedir nada a nadie. Hace un mes le había enseñado unas manguitas que quería agregar al vestido para tapar mis tatuajes, le dejé todo lo que había investigado haciendo hincapié en el hecho de que discutiríamos la mejor solución en la primera prueba. Me trae las manguitas hechas. Mala señal numero 2.

Me ponen el vestido. De primeras veo que lo de subir la cintura, como quería, no se va a poder hacer. Decepción. Vale, el vestido sigue muy guapo igual. No me desanimo. Me empiezan a hacer los ajustes, me tienen que meter un montón de tela porque me queda muy grande, quedó muy bonito ajustado al cuerpo. Pido el escote en corazón y me dice que se puede hacer recordando que va a bajar aquí, allá, todo son pegas. No me desanimo. Al final me lo van a hacer. Odio la dependienta pero tengo que seguir.

Me enfundan las mangas. No quedaron de todo mal después de mucho arreglarlas en los hombros. Pero es demasiada tela y pongo todas mis fichas en la torera de seda que estoy haciendo con otra modista. Después de muchos alfileres y medidas (pero muchas, no tenéis idea de cuantas…) pido que me quiten las mangas para probar como queda la torera con el vestido. Me dicen que NO. Podéis creer? pero… pero… me quedo sin palabras, de que va esto??? me empiezan a entrar los nervios y me conozco, ya les iba a decir que me dieran el puto vestido que lo llevaría a arreglar a otro lado cuando al fin me «permiten» probar mi torera, rapido y sin velo. Genial.

Me enfundan la torera. Me falta un pelin de tela para llegar al escote como debería. De cuerpo perfecta, creo que es la opción más acertada pero la «falta» de tela me hace oler que se habrá que hacer otra vez… otra vez a Oviedo, buscar la tela, rezar para que todavía la tengan, todo un stress. Unas cuantas fotos para enseñar a la modista, muchas críticas por parte de la dependienta, todo muy rápido ya que hay prisa.

Yo también tengo prisa quiero irme de ahí.

Al final llega Amy, mi valiente Dama de Honor. No le veo cara de muchas alegrías pero Amy, siempre tan positiva, trata de animarme. No le gustan los zapatos, los ve demasiado blancos. A mi tampoco me gustan los zapatos blancos, soy fan de novias con zapatos de colores pero es lo que hay. Mala señal, otra vez. *suspiro*

Termino exhausta, 3 horas después. Con el cuerpo todo dolorido. 3 horas de tensión, sobre tacones, sin poder moverme, sin mirar abajo, sin apoyarme en una pierna u otra.

Sin más, os dejo las fotos. Como delatan mi cara de tensión y cansancio, preferí cortar mi cara en la mayoría de ellas.

Aquí con la torera, mi opción predilecta, más elegante y adecuada al tipo de boda que haremos. Y además, como que la seda rebaja un poco todo el encaje que lleva el vestido.

Ahora con las benditas manguitas. No fue una total decepción pero creo que es demasiado volumen en los hombros que los tengo ya bastante anchos. Es una foto un poco rara porque tengo los bajos recogidos y como el vestido tiene esas capas de encaje, lo recogen desde… el medio de la falda!

Aquí el vestido sin cualquier «accesorio».

Voy al trabajo y estoy desbordada. Llego a casa y más noticias «raras». Nuestras fotos en NYC no van a poder ser. Maureen no consiguió encajar otras sesiones en esas fechas para compartir costes del viaje así que o nos enchufamos todos los costes nosotros (unos 400 euros) o nada hecho. Por supuesto que va a ser que no. No se puede tener todo y no me voy a poner caprichosa.

Quisiera que el día hubiese sido mejor, que yo me hubiera sentido mejor, quisiera haber estado alegre y disfrutando. Igual mis expectativas eran muy altas.

Hoy faltan 59.

pd:  Me sigue encantando mi vestido…  y pareciendo guapísimo y romántico! Yo pienso que ir sola no fue una buena opción sobretodo cuando tienes a una persona (dependiente gilipollas que solo te dice cosas malas y te da comentarios negativos)

pd2: los vestidos de novia engordan! 🙂

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